Un viernes más, Fernando Román, director de Tarannà Luxury Travel, nos propone una luna de miel diferente...en esta ocasión, una luna de miel nocturna, porteña, urbana y bohemia...pero sin perder la exquisitez y el lujo...
CON INDIFERENCIA, HOY ME VEN VOLVER
''Una vez dijimos (somos prisioneros de nuestras palabras) que el lujo que nos gustaba no era de mármoles, de dorados, de hoteles clásicos tradicionales. Pero en toda regla debe haber una excepción.
Buenos Aires no sería Buenos Aires sin deambular por la mañana entre los puestos de San Telmo, entre gramófonos que aun deslizan sus agujas por los viejos discos de grafito, arrancando aún más el quejido de antiguos tangos. La Plaza de Mayo. La Casa Rosada. La Calle Corrientes, la calle del Pecado que decía Carlos Gardel. La Boca y su calle Caminito, sus paredes chapadas de color intenso. El asado del medio día, imposible de repetir fuera de este país.
Buenos Aires no sería Buenos Aires sin deambular por la mañana entre los puestos de San Telmo, entre gramófonos que aun deslizan sus agujas por los viejos discos de grafito, arrancando aún más el quejido de antiguos tangos. La Plaza de Mayo. La Casa Rosada. La Calle Corrientes, la calle del Pecado que decía Carlos Gardel. La Boca y su calle Caminito, sus paredes chapadas de color intenso. El asado del medio día, imposible de repetir fuera de este país.
Después de nuestro primer día de viaje de luna de miel absorbiendo esta ciudad, desde nuestra lujosa habitación, a media tarde, descendimos por las bellísimas escaleras del Alvear, hasta su Jardin D’Hiver. Nos ofrecieron té, pastelitos criollos, milhojas. El día fue intenso, la noche lo sería más.
Nos espera un auto que nos transportó por el iluminado crepúsculo hasta La Esquina de Carlos Gardel, el lugar ineludible de la noche bonaerense, testigo mudo de una historia única, donde Carlitos Gardel solía reunirse con sus amigos y compinches a cenar, trasnoches, cantar o… simplemente amanecer.
Nos espera un auto que nos transportó por el iluminado crepúsculo hasta La Esquina de Carlos Gardel, el lugar ineludible de la noche bonaerense, testigo mudo de una historia única, donde Carlitos Gardel solía reunirse con sus amigos y compinches a cenar, trasnoches, cantar o… simplemente amanecer.
Hacía mucho tiempo que no regresaba, pero a esta ciudad siempre se acaba por volver, ahora con mi ya esposa, como en la canción de Gardel: “…bajo el burlón mirar de las estrellas, que con indiferencia, hoy me ven volver”.
Volver. "
Viaja a Argentina pinchando aquí de la mano de Tarannà Luxury Travel...y no dejes de bailar con ella/él este tango...
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