EL VERDADERO SENTIDO DEL LUJO
Siete de la mañana en Masai Mara, la más importante reserva natural de Kenya.
El vehículo nos recoge en nuestro campamento, aun somnolientos, para realizar un primer safari fotográfico. Tratábamos de llegar hasta el río Mara, para ver si nos encontramos a los ñus atravesando el cauce de agua que les separa de las llanuras del Serengeti, en Tanzania.
El vehículo nos recoge en nuestro campamento, aun somnolientos, para realizar un primer safari fotográfico. Tratábamos de llegar hasta el río Mara, para ver si nos encontramos a los ñus atravesando el cauce de agua que les separa de las llanuras del Serengeti, en Tanzania.
Mi mente andaba aun enredada en las sensaciones de nuestra ya casi finalizada luna de miel, en la belleza agreste y salvaje de la Reserva de Samburu, en la luz inigualable del Lago Nakuru, en los tupidos bosques de las faldas del Monte Kenya, habitados por animales misteriosos y esquivos, por recuerdos de historias de los Mau Mau.
Mi chico, mi ya marido, se queja del madrugón, por no haber tomado ni un solo café al despertar. Aseca, nuestro conductor, sonríe levemente tras el retrovisor, sin apartar la vista de un grupo de arbustos que impiden ver más allá. Los rodea decidido y, sin previo aviso, frena en seco y con su amplia sonrisa nos señala al frente. Esa mesa, en medio de la inmensa llanura, en un territorio salvaje, ese desayuno en Masai Mara, puso en nuestros corazones el verdadero sentido del lujo.
Mi chico, mi ya marido, se queja del madrugón, por no haber tomado ni un solo café al despertar. Aseca, nuestro conductor, sonríe levemente tras el retrovisor, sin apartar la vista de un grupo de arbustos que impiden ver más allá. Los rodea decidido y, sin previo aviso, frena en seco y con su amplia sonrisa nos señala al frente. Esa mesa, en medio de la inmensa llanura, en un territorio salvaje, ese desayuno en Masai Mara, puso en nuestros corazones el verdadero sentido del lujo.
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