Ya veníamos comentando en anteriores artículos que la crisis durante este año 2009 está cambiando la forma en que los novios se plantean las bodas. El número de bodas sí que se está reduciendo pero en un % bastante inferior al esperado. Y es que, salvo aquellos novios que desgraciadamente se han quedado en paro o en cualquier caso necesitaban recurrir a la ayuda de familiares o de préstamos bancarios para asumir los gastos que supone una boda, el resto de novios siguen casándose, aunque hayan de adaptarse a las nuevas circunstancias económicas.
La crisis está obligando a eliminar todo símbolo de ostentación en las bodas. Ya no queda bien “tirar la casa por la ventana” como venía sucediendo en los últimos años, pues incluso aunque tengas el suficiente dinero para hacerlo no está bien visto. Quienes se podían permitir hace unos años acceder de forma esporádica a una boda de “lujo”, ahora puede que ya no puedan hacerlo, e incluso, los que sí pueden a pesar de la crisis, se sienten culpables y no quieren mostrarlo a los demás, por lo que los signos de suntuosidad están desapareciendo.
Y es que ahora en las bodas prima mucho más el servicio y la calidad sobre la cantidad, y los novios prefieren gastarse el dinero o bien en menos invitados pero mejor atendidos, o bien en menos detalles y más personalizados que en numerosos, … Se prefiere invertir bien el dinero que presumir sobre lo que te has gastado.
La forma de consumir está cambiando en todos los ámbitos de nuestra vida y se está volviendo a los valores más racionales y emotivos que a lo simplemente simbólico o superfluo. Y esto también va a afectar a las bodas, las cuales van ser más sencillas sin tanta parafernalia y centrándose en lo verdaderamente importante para los novios, emotivas sin tantos signos de ostentación y en definitiva mucho más auténticas, sin que por todo ello se dejen de tener en cuenta todos los detalles para que una boda sea perfecta.
La forma de consumir está cambiando en todos los ámbitos de nuestra vida y se está volviendo a los valores más racionales y emotivos que a lo simplemente simbólico o superfluo. Y esto también va a afectar a las bodas, las cuales van ser más sencillas sin tanta parafernalia y centrándose en lo verdaderamente importante para los novios, emotivas sin tantos signos de ostentación y en definitiva mucho más auténticas, sin que por todo ello se dejen de tener en cuenta todos los detalles para que una boda sea perfecta.
Así pues, las bodas no están en crisis, ni mucho menos. Los novios que quieran van a poder casarse pero van a cambiar la importancia que darán a los detalles y aspectos de la boda, pues ante todo van a ir a buscar una boda mucho más íntima, personalizada y en la que puedan disfrutar de todos y cada uno de sus momentos, tanto ellos como sus invitados.
Tener una “boda de lujo” ya no significará tener una boda cara y ostentosa, sino tener la mejor boda posible, con todos los detalles y con un excelente servicio.
Fotos: Exclusive Weddings
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